jueves, 21 de mayo de 2015

Crítica: Difret de Zeresenay Mehari

La tradición del rapto como cortejo


Sinopsis: En Addis Abeba, la abogada Meaza Ashenafi ha creado una red de ayuda a mujeres y niños pobres que necesiten la ayuda de un letrado. Se enfrenta a un hostigamiento constante por parte de la Policía y el Gobierno. Aun así, se atreve a defender a Hirut, una chica de 14 años a la que secuestraron y violaron cuando regresaba del colegio y mató a uno de sus raptores cuando intentaba escapar. A pesar de haber actuado en defensa propia, Hirut puede ser condenada a pena de muerte.



Dentro del ciclo 'La segunda oportunidad' de la Filmoteca regional de Santander, el miércoles 20 de mayo pudimos disfrutar del primer pase de 'Difret', una recreación fiel de los hechos reales en los que se basa el filme sucedidos entre 1996 y 1997 en Etiopía. Mañana viernes, 22 de mayo, a las 17.30 horas tendrá aquel que quiera la segunda oportunidad de verla, también en la Filmoteca de Santander, y el sábado a las 20.00 y 22.00. Por último el domingo dos sesiones más, a las 20.00 y la última 22.00.

En el contexto de una democracia etíope prepúber, apenas implantada dos telediarios antes de que se sucedan los hechos; tradición, costumbres y leyes conviven enfrentándose en muchas ocasiones unas a las otras. Así Hirut corre contenta a la salida de la escuela en dirección a su casa con la alegría de haber promocionado de curso, cuando un grupo de hombres a caballo, armados con rifles, la secuestran para que uno de ellos la tome como esposa con apenas 14 años. Una tradición que según la película aún tenía vigencia en los años en los que se ambienta.

Desde este momento aparece el conflicto entre plantar cara a las tradiciones con la leyes calientes en la mano, o claudicar ante ellas. Tras una huida que termina con la muerte de uno de sus raptores, la joven Hirut se enfrenta al juicio paralelo de los ministros de ley y el consejo de sabios. La ayuda desinteresada de la asociación Ethiopian Women Lawyers Association - en 'Difret' ADENET o algo similar- aparece como agua de mayo para salvarla de la pena de muerte por parte de ambos tribunales.

El origen de la abogada, Meaza, es similar al de Hirut y pone todo de su parte, hasta hace peligrar la viabilidad y el futuro de la asociación, por defenderla en el juicio con garantías para que, aunque sea un mínimo resquicio, quepa la posibilidad de que sea absuelta. De los calabozos pasa a la casa de Meaza, de allí a un orfanato donde la esconden como pueden, y de allí al tribunal que la juzga y le acabará... dando la posibilidad de seguir con la esperanza de retomar sus estudios y proteger a su hermana mejor de una situación similar a la que ella ha tenido que vivir. Un brillante final abierto que la pierde entre la gente camino de una casa que no sabemos si es la suya o el futuro de normalidad que se le ha reconocido por derecho propio.

Esta película etíope de 2014, sin dejar de tener ese color, ese sabor de los filmes africanos, hace aflorar los sentimientos más hondos, una reflexión sin edulcorantes de las condiciones de vida desconsoladoras del tercer mundo. Una Malala menos mediatizada, que como ella habrá miles. Sin micrófono en la ONU, ni premios Sájarov, ni Nobel en su haber. Aquella niña que realmente padeció esta situación secuestro-violación-juicio, ahora trabaja por los derechos de niños y mujeres en situaciones similares a la que ella sufrió. Un acierto en el haber de Angelina Jolie haber participado en la producción de 'Difret', multipremiada en Sundance y Berlín y a un paso de los disputado Oscar para película en habla no inglesa en su última edición.



Ficha técnica:
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Título original: Difret.
Año: 2014.
País: Etiopía.
Duración: 99 minutos.
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Director: Zeresenay Mehari.
Guión: Zeresenay Mehari.
Música: David Schommer, David Eggar.
Fotografía: Monika Lenczewska.
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Ficha artística: Meron Getnet, Tizita Hagere, Haregewine Assefa, Brook Sheferaw, Mekonen Laeake, Maeza Tekle.


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